domingo, 17 de julio de 2016

En un espacio inusitado

Un espacio importante
Esa Cuba de todos los cubanos, que encandila en el sol de julio y luego reencarna en una agua torrencial, luminosidades eléctricas y desconexiones. Así la amo impredecible, austera, de corcho y filosofía, tiempos y memoria, como una cubana apasionada, a veces sin palabras, a veces sin poderme callar.  No importan los desmanes que encuentre, siempre te amo en tu  naturaleza única. Gracias por este suelo que me ha servido cada segundo de mi vida. 


Ya sea por pura conectividad, encanto de las palabras o la lluvia que me tiene varada en esta redacción, regreso a mi modo de escribir aquellos textos que me permitían ser un tin más yo, personalizados y esotéricos, a veces.

Gracias por este momento en que escribir me consuela más que mojarme en pleno 23 o llegar a casa, cuando ya el frío está calando el vestuario veraniego que me puse en la mañana, cosas de Cuba, del cambio climático y de la naturaleza... De todas ellas me quedo con Cuba porque así sucede, de pleno sol a lluvia...

Hablando, diciendo, en palabras escritas o clics posibles, ya enmendé todos los bultos en uno menos mojable y pretendo irme, salir. Lo juro, pero como saben bien los que me conocen, si las palabras me atrapan me demoro más.

También en el estreno del blog por esta Cuba que tenemos, por la que soñamos o por la que construimos o desconstruimos, en cada intento de seguir, aparecen las palabras sin más. Y voy tejiendo una costura, sin ser alta, de contrapunteo e interés a mis dedos que se van consolando de tanto teclear para seguir viviendo y haciendo por esta Cuba, que como Martí, es el misterio que nos acompaña.




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