sábado, 10 de noviembre de 2018

Molestias


Muchas veces temí que el viaje en la vida para ser  madre me provocara inapetencia sexual, odios a la humanidad, mal humor. Me sorprende esta edad, mañana 51 años, en medio de esa etapa nueva archiconocida, temida igualmente por todas, con alto peligro de embarazo. Se va o no se va, ni siquiera importa, sino los altos y bajos de humor, amor, sangrado, sexo, dudas, decepciones y la caída de ídolos, etapas, orígenes.
Uno de esos hijos que me da la vida, de familia miga, me dijo, cuando la adolescencia le rompía a la juventud, mirando las dificultades de su familia, - me han engañado, he vivido toda mi vida en la mentira, la familia que quiero no es lo que yo pensaba. Yo simplemente le dije,  - duele crecer, duele darse cuenta de las cosas, duele saber cómo los demás hicieron para que no me afectara lo que pasaba a mi alrededor.
Éste tiempo de mujer, de segunda redención es como una adolescencia a juventud, lo que duele más porque el engaño es con uno mismo, es como el darse cuenta y saldar tiempos que no son nada nuevos, que son años sumados y darse cuenta, así sencillamente darse cuenta que la vida se pasa y estamos varadas en algo… que las personas te pueden dar la espalda, que sencillamente trabajar, tener ideas, querer producirlas es también complicado en un mundo que estudiar, trabajar, amar a la familia pueden ser tan pecadores como lo contrario… cuestión de perspectiva humana o de tiempos y miedos de otros.
Si me dices, si no me dices, si quiero escuchar, si no quiero que nadie me hable, si cambié, si cambiaron los otros, si soy parte generacional o de los tiempos del mundo mundial, donde todos los ídolos se pierden, de catástrofe natural, social, política, económica… o ya ni sabe si es tiempo mediático de construcción o deconstrucción de cánones para homogeneizar  poderes y pobrezas, es un tiempo de qué se yo… o solo sé que no sé nada.

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