
Esta vez el viaje es corto, tocando fondo, aireando las
soledades y animando a buscar un viaje de ida y vuelta hacia mis propios yoes
para desangrar esa holgura de la desconfianza, indecisión y tristeza que me
agobia.
Tocando fondo en la canción, la poesía, la escritura, las
ganas, la esencia de los ídolos, los ídolos de la esencia y espiritualizando la
materia cruda de la media rueda, informe e inestable con el amor testigo de mis
años y la vuelta horrible del lado de acá, donde es peor dudar, porque ya como
hálito perenne no asombra, sino engorda en la desidia de los años.
Hoy me doy cuenta , ¿qué se yo del viaje? Ya no me valen los
caminos, las ideas, la esperanza, las metas, lo vivido, ni siquiera la valentía
de morir por mí. En medio de las mejores horas al lado de amigos, de la risa
entre los familiares, los poemas de los que me inspiran.
El Centro Dulce María Loynaz, sus vericuetos de historia; Los amores de Marte y Venus, en la coreografía de Lea Anderson MBE, su estreno mundial, con Danza Contemporánea de Cuba, en la Sala García Lorca, del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso; Consagración, los de Cámara Chica, los del British Counsil, la fidelidad e Regla por animarme en su propio desánimo, el regreso a los de la ANEC de La Habana y a los de la Emisora COCO, el Programa del XV Foro de Organizaciones de la Sociedad Civil Cubana contra el Bloqueo, el Concierto en saludo al Día de la Cultura Nacional, con jóvenes talentos: Ensemble Cantábile, Bárbara Llanes, Ensemble Solistas de La Habana; los Spots ideados con Alex Parra, Mary, de bien público para #LaHabana500 con los niños en la Casa del Niño y la Niña, los vaivenes de operaciones, horarios, publicaciones e intentos en Radio Progreso, las rutas Moviendo los caracoles en la UNEAC y hasta presentación en 40 años Concurso Caracol, en la Sala Villena de la UNEAC.
Me animo y me desanimo, me alzo y me caigo, me alumbro y me
apago, me crezco y decrezco sin ton ni son, ya no queda remedio… alucino con
los días en que el yo debe crecer, y personalizar desde afuera la observación
de un yo más fuerte y enjundioso como ha sido siempre, animando a otros, como
me suelo parar en tribunas de lo positivo y posible hasta ver a los demás
luchar por sus sueños.
Mis lágrimas recorren el rostro e imagino tantas risas, las
añoro, las puedo tener en un rato, pero no me llenan… soy feliz, lo tengo todo,
y vuelvo, sobre mí. ¿Es posible separarse de uno mismo?
En esta hora, lloro el llanto de Yunalvis, cuando lloró el
llanto del mundo entero, lloro mis propias risas y las muchas que vendrán y
hasta en mi viaje de angustias, aprieto el gatillo de Hemingway con su propia
nostalgia…
Ya he llorado antes, y me he calmado, ya he zanjado deudas de dolor y he vuelto a ellos, ya he vivido lo lindo y lo feo de este mundo, sin nombre, fechas, ni lugares más que este momento, de agobio, o de solo llanto, como si quisiera derramar las lágrimas que no han caído cuando quiero y no debo, cuando debo y no llegan.
Qué se yo!!!, es tan simple la vida que complejizamos sin
que veamos más allá de lo engorroso de un momento como éste. Para qué escribo y
lloro, para qué me seco las lágrimas que volverán a llorar en este viaje de
mundos de silencios, a solo el tono lacrimógeno de un sollozo.
Lluevan lágrimas para que salga la tristeza, los momentos de
neuralgias, los dolores del cuerpo y la mente álgida de hastío. Son los mismos,
somos los mismos de entonces, solo que el tiempo ha pasado y la muerte no
llega, es la vida la que se abalanza sobre mi cuello y me ahoga.
Llorar, la angustia, las manos de la vida sobre tu cuello,
el ahogo infinito de un momento, el dolor de los demás en tus hombros, la
enseñanza de una caída, el levantarse una y otra vez, o el mirar desde el
suelo, en la caída de cada instante.
La sonrisa doliente, si encuentras un consuelo, el reproche
de quien no ve, ni se entera de tu existencia angustiada y doliente, hasta un
chiste o un regaño habitual de los ciegos que te rodean.
Nada es extraño porque el dolor es más grande que la
casualidad o el diario. Sonrío de lado o a mandíbula batiente puedo reír,
quizás, pero no me tomo el trabajo de hacerlo, no vale la pena, ni siquiera lo
notará, ¿Cuál es la diferencia?
Quiero regresar ya al personaje de la indiferencia,
pero el sollozo quebraja mi aparente indiferencia, de tanto en tanto, de me
miran o no, de una lágrima más… por eso me entrego completa y entera al llanto
de esta hora angustiosa del por qué y el por cuánto, del hoy… hasta el consuelo
de una niña que de tanto sollozar duerma cansada…Cuando finalizo esta publicación sé del Doodle - homenaje de Google - a Elisa Leonida Zamfirescu fue una ingeniera rumana que sobresalió por ser una de las primeras mujeres del mundo en llegar a serlo... una ingeniera como yo, quien lo diría... ¿No serán mis lágrimas por tí?...





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